Dr. Dámaso Infante Pina

Jefe de la Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica.
Hospital Universitario General de Catalunya.
Quirónsalud

Preguntamos al experto

Los recién nacidos y lactantes poseen un sistema inmunitario inmaduro en el que los mecanismos de defensa están disminuidos y todos los niños pequeños presentan una mayor susceptibilidad a las infecciones, particularmente aquellas que colonizan la mucosa del tracto respiratorio y gastrointestinal.

La leche materna con sus potentes factores de defensa inmunogénicos es la encargada de la protección frente a microorganismos, por este motivo se dice que es la fuente natural de inmunidad del niño. La resistencia frente a las infecciones, depende de gran cantidad de compuestos presentes en la leche siendo los más importantes: las inmunoglobulinas, las enzimas (lactoperoxidasa y lisozima), y una proteína de unión al hierro llamada lactoferrina.

Se disponen de pocos estudios epidemiológicos sobre la frecuencia de las infecciones de repetición en la infancia. Los datos publicados son de una media general (sin especificar edades) de 5 a 6 infecciones al año en niños normales, sin ningún problema inmunitario o enfermedad. Son más frecuentes los cuadros respiratorios de vías altas (70 %) que los procesos de diarrea (30 %). A partir de los 5 años el ritmo de infecciones irá descendiendo al madurar el sistema inmunitario.

Se admite como habitual una media de 8-10 procesos respiratorios de vías altas clínicamente aparentes al año.

Las estadísticas refieren que un niño que acude a guardería sufre 6 veces más infecciones que los que permanecen en sus domicilios. Dichas infecciones en general no son graves, la mayoría son víricas, y solo requerirán un tratamiento sintomático.  

Se establece una media de 7,2 infecciones al año en asistentes a guardería versus  5,1  de  no  asistentes,  así  como  un  índice  mayor  de  ingresos  hospitalarios.  Son más  frecuentes los cuadros respiratorios de vías altas (70%) que los procesos de diarrea (30%).  

Las infecciones son más frecuentes en lactantes de menos de 2 años con asistencia a guarderías. 

En niños correctamente vacunados, las infecciones no suelen ser graves, la mayoría son víricas, y solo requerirán un tratamiento sintomático, y en pocas ocasiones tratamiento antibiótico, pero suponen una alta morbilidad dado que producen: ausencia de asistencia a guardería, alteración del ritmo de la vida familiar, visitas al pediatra o a urgencias, pérdida de apetito y aumento de preocupación de las familias.

Las familias suelen acudir a su pediatra en busca de una prevención de dichas infecciones de repetición, con la pregunta habitual ¿Puede tener un problema en las defensas? “¿Puedo fortalecer o aumentar las defensas de mi hijo? “, suponiendo un reto para el facultativo que puede ofrecer diversas soluciones:

  • Como medidas generales: sacar al niño de la guardería, en caso de que asista, (decisión que depende de las circunstancias familiares), promover la lactancia materna como fuente natural de factores de defensa, aumentar las medidas de higiene y evitar el tabaquismo pasivo.
  • Explicar que la situación se puede considerar “ normal” dada la inmunidad inmadura de esta etapa y tranquilizar a las familias ya que a medida que el niño crezca irán bajando la media de infecciones al año.
  • Aportar Inmunoestimulantes como Orsadin Inmun que ayuda a fortalecer el sistema inmunitario para prevenir estas infecciones

Un inmunoestimulante es cualquier sustancia (fármacos, alimentos, complemento alimenticio….) que es capaz de favorecer la función de cualquier componente del sistema inmunitario.

Se han propuesto vitaminas, minerales, derivados de plantas como el Soybean lecithin y Pleurotus Ostreatus o glucopéptidos como el Sacaromicis Cerevisae, de hongos. También entran en el grupo los productos homeopáticos. Todos ellos con un nivel de baja evidencia científica.

Los compuestos, considerados complementos alimenticios, que han demostrado una mayor eficacia en la prevención de infecciones con un nivel de evidencia científica alta son:

  • Lactoferrina:
    Proteína presente en la leche de los mamíferos y considerada un “antibiótico natural “que ha demostrado su acción sobre bacterias, virus, parásitos y hongos por diferentes mecanismos, y está considerada como uno de los principales mecanismos del sistema de defensa ante la infección.
  • Lactoperoxidasa:
    Es una enzima presente en los tejidos humanos y en los fluidos biológicos, forma parte activa del sistema natural de defensa no-inmune o genérico, con un papel muy importante en la prevención de la invasión microbiana de las membranas mucosas. Está relacionada con una intensa actividad antibacteriana.
  • El zinc:
    El zinc influye en el crecimiento y afecta al desarrollo y la integridad del sistema inmune. Numerosos estudios han demostrado que el aporte de zinc: disminuye la frecuencia de infecciones de repetición de las vías altas respiratorias y su duración, reduce la frecuencia de las diarrea y favorece su recuperación.

En el producto se han conjuntado tres compuestos: Lactoferrina, Lactoperoxidasa y Zinc, que han demostrado científicamente su eficacia.

Su acción conjunta con la vitamina D3 contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, ayudando a la prevención de las infecciones de repetición, frecuentes durante la primera infancia.